Nada más útil para curar que entender el mundo mental del paciente y convertir y utilizar sus propios elementos psíquicos (emociones, ideas y comunicación) en factores terapéuticos. Los mejores mensajes que pueden dar los médicos los logran si les llegan y tocan lo mejor que conoce el paciente: sus propias ideas, creencias y emociones. Si el profesional no interpreta con detenimiento, lo que tiene en la mente el paciente la medicina no pasa de ser un ejercicio instrumental donde los medios justifican el fin.
El diagnóstico y tratamiento médico son mensajes y experiencias nuevas para el paciente, no los entiende muy bien, los acepta, al creer y confiar en otro humano, en este caso, en el profesional de la medicina.

En la mente del paciente todo es un acto chamánico, donde priva la energía afectiva del médico quien para ayudar y curar se ha convertido en un ser “sabio” y “conocedor de secretos”. El paciente no sabe ni entiende su propio proceso mental chamánico, al médico con criterios modernos de ciencia y una cultura sólida, le es más fácil tener ideas acerca del mecanismo psíquico de los pacientes. Un chamán dice y hace cosas que el otro, el paciente, entiende muy poco, pero gracias a su sabiduría y resultados de los procedimientos que aplica el paciente confía en el médico.
En el acto quirúrgico, el cirujano tiene un efecto chamánico, muchos pacientes interpretan que cuando estuvieron bajo anestesia “visitaron otra vida” y el cirujano “entró a su cuerpo” y con su sabiduría terminaron curados. Para el cirujano fue un acto quirúrgico, para el paciente una curación. Y que decir del cardiólogo, neurologo, internista quienes para el paciente son “adivinadores”, ellos hablando con el paciente acerca de sus síntoma y quejas más la ayuda de los exámenes de laboratorio y utilización de equipos de alta tecnología descubren, y saben lo que sucede “dentro del cuerpo”. Para el paciente la enfermedad es “algo” que le invadió su vida o una energía “malvada”, que inexplicablemente se generó dentro de su cuerpo. Para el paciente la enfermedad es reflejo de un pasado oscuro, todo empezó ayer y de un presente nefasto, doloroso y enigmático; pero con la aparición del médico y su “magia chamánica” emergen presentes confiables, futuros de posibilidades, y entonces se produce la salud.
La cirugía intervencionista es todo una dimensión chamánica al utilizar el médico técnicas mínimamente invasivas y llegar al corazón, columna vertebral, resolver lesiones o extraer órganos a través de orificios hechos por el especialista en el cuerpo del paciente

El entrar en las arterias para abordar problemas, también se convierte en la mente del paciente en un “ritual” chamánico. Acaso hay algo más poderoso que otro ser -el especialista- con sólo “tocar” e introducir “objetos” en el cuerpo, tenga “poder” para curar. Para los pacientes quien cura es el médico, los equipos y tratamientos son recursos que utiliza este ser conocedor de misterios.
En la mente del paciente es imposible erradicar la dimensión chamánica del profesional que puede indicar medicamentos modernos y espectaculares que actúan en el páncreas, hígado, en el metabolismo de los glúcidos, en las hormonas y mejorar la pérdida de funciones del cerebro; medicamentos que pueden cambian la forma de pensar, sentir, mejorar el sueño y entonces el médico con su sabiduría, es capaz de modificar la realidad del paciente y cambiar situaciones, hacer que el paciente pase de la enfermedad a la salud.
Por encima del dinero, bienes materiales y “el qué dirán social” la salud es lo más importante para el ser pensante. Siempre ha sido así, la enfermedad y la muerte han marcado horizontes de reflexión, y entonces nacieron los dioses y la ciencia médica. De aquí que el médico revestido del chamán que sabe y entiende los misterios del cuerpo, de la mente, las enfermedades, el mundo social y ambiental que rodea al paciente, siempre ha sido en la historia del hombre una de las referencia emocionales más importante para su vida.
¿Alguien más poderoso que el médico para cambiar el presente? Es un chamán que puede lograr el efecto intenso y mágico del cambio real, al hacer que el humano deje la cercanía con la enfermedad y se abrigue en los brazos de la salud.

El cambio de enfermedad a salud, el cambio de emociones negativas e ideas tóxicas a dimensiones mentales más gratificantes y estables, el lograr que el paciente no mantenga ni acelere su camino hacia el dolor y el sufrimiento, es un hecho chamánico y siempre deambula como realidad y posibilidad en la mente de todo humano.
Chamánico y poderoso es lo que hace el médico psiquiatra, quien activa en las personas “modernidad emocional” al orientar y enseñar a mejorar y optimizar las emociones de ansiedad, tristeza, los vínculos sociales absurdos, sesgados y cambiarlos por comunicaciones y relaciones afectivas confiables, gratas, respetuosas que conducen a encontrar amor.
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